miércoles, 4 de mayo de 2016

De Donald John Trump a "El Donald"

Con motivo de su virtual nominación republicana, el acontecimiento electoral más sorprendente de nuestras vidas, al menos en EEUU (no creo que nadie que viviese conscientemente la nominación de Wendell Willkie en 1940 lea este blog), rescato el documental de History Channel sobre la figura de Donald Trump, más eterna que nunca llegue o no a Presidente.




El Donald ha desafiado a la historia. El magnate de la construcción ha logrado lo que ni los mismísimos William Randolph Hearst, magnate de la prensa, y Henry Ford, magnate del automóvil, lograron en sus respectivas aventuras presidenciales. Hearst quedó segundo en la convención demócrata de 1904, perdiendo frente al juez Alton Parker. Ford hizo tímidos intentos en 1916 y 1924 por los dos partidos.


Dwight D. Eisenhower en 1952, Wendell Willkie en 1940 y Herbert Hoover en 1928, los tres republicanos, son los ejemplos más recientes de nominados presidenciales de uno de los dos grandes partidos que no habían ocupado ningún cargo electo anteriormente. Pero Eisenhower y Hoover sí habían estado en el servicio público (Eisenhower ocupando altos cargos en el ejército y Hoover como secretario de Comercio de EEUU en el gobierno de Calvin Coolidge). Willkie es el único caso puro del último siglo de personaje salido de fuera de la política, aunque Willkie no era un magnate, ni, digamos, responsable/dueño de sí mismo, sino un abogado corporativo, y su nominación fue producto de una operación mediática orquestada por el establishment republicano (no un desafío al sistema).


Para encontrar un magnate como tal tenemos que retroceder hasta 1872, cuando el propietario del New York Tribune,
Horace Greeley, con una amplia experiencia política, fue el nominado presidencial del Partido Demócrata y del Partido Republicano-Liberal, una facción republicana opuesta a la reelección del Presidente republicano Ulysses Grant. Greely fue derrotado por Grant en las elecciones generales.

5 comentarios:

  1. Con unos candidatos tan pésimos, Trump y Clinton, creo que son las peores elecciones de toda la historia estadounidense. Ahora es cuando creo que comienza la decadencia del imperio. Ver para creer.

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  2. Son los que tienen a priori el mayor porcentaje de rechazo, no?

    Al final ganará no el que más guste, sino el que menos asco dé...jajaja

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  3. Dependerá de quién consiga que la campaña se desarrolle según sus términos. Trump necesita que la campaña gire en torno al eje outsider contra establishment, y que los temas centrales sean el comercio, las deslocalizaicones o la inmigración. Clinton necesita que la campaña gire en torno a un eje más tradicional, convencional, y el tema dle voto femenino, donde Trump va a sacar elt ema de las mujeres "perjudicadas" por su marido y la va a acusar de complicidad en el encubrimiento (recuerdo que ya insinuó esto hace dos o tres años en un discurso en un foro republicano, donde incluso habló de una isla a donde solía ir Bill Clinton y tal, cuando ninguno pensábamos que sería candidato), así que la cmapaña puede ser sucia, sucia, sucia, no, lo siguiente.

    Pero no va a ser el comienzo de la decadencia del imperio, como dice el priemr anónimo. Eso empezó cuando sus políticos empezaron a entregar la soberanía nacional a las élites mundialistas, a las que antes interesaba un EEUU fuerte para operar a través de él y ahora que están en todas las naciones a la vez que en ninguna, les interesa un EEUU cada vez más débil y diluido.

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  4. En todo caso, yo creo que Trump o Clinton, cualquiera de los dos, sería un Presidente con más poder y más capacidad de impoenrse que Obama, que tiene pinta de haber sido una completa marioneta. A saber la de cosas que habrá sufrido este pobre hombre desde pequeño y las que habrá tenido que hacer después para ser un servidor total. Es broma.

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  5. Por otro lado, a Trump y a Clinton parece que lo que más les interesa es ganar, y después mantenerse en el poder, y eso puede volverlos influenciables. El tira y afloja del sistema con Clinton ya lo hemso visto o lo estamos viendo con esa espada de damocles de los emails y Benghazi. La Clinton de hace dos años era una entidad demasiado fuerte, la de ahora necesita ayuda y protección. Por otro lado, será interesante ver hasta qué punto Trump está dispuesto a trollear al sistema, y para qué. Y hasta qué punto el sistema se va a resistir o va a ver en él una oportunidad si entiende que solo necesitan satisfacer su ego para influir sobre él. No sé. Es un territorio nuevo, al menos en estas etapas de la carrera.

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