martes, 26 de abril de 2016

Campaña vintage: primaria de Pennsylvania, 1980

El extravagante sistema de asignación de delegados republicanos de Pennsylvania, que permite que la mayoría de sus representantes vayan a la convención sin la obligación de apoyar al ganador de la primaria, no es cosa de ahora (no se lo han inventado para parar a Trump, como dice El Donald). Uno de los ejemplos más reveladores de ello lo encontramos en la primaria republicana de 1980.


El ex Congresista por Texas y ex director de la CIA
George Bush, que había ganado solo tres de las 14 primarias anteriores, llegaba desesperado a la primaria de Pennsylvania. Bush hizo una tremenda inversión de 1 millón de dólares en el estado, pagando horas de presencia televisiva, destacando unos espacios especiales titulados "Pregunte a George Bush."


Obtuvo sus frutos en forma de
victoria por siete puntos (53 por ciento a 46 por ciento) en la primaria del 22 de abril. A Bush le quedaban otros 4 millones para gastar en las siguientes primarias, mientras que su rival, el ex Gobernador de California Ronald Reagan, solo disponía en el banco de entre el 40 y el 50 por ciento de esa cantidad. Se diría que Bush tenía por delante un escenario ideal con un momentum recobrado. Sin embargo, Reagan fue el verdadero 'ganador' en Pennsylvania porque salió del estado con un botín mayor en delegados; el ex gobernador de California y candidato conservador se llevó más de 50 de los 77 delegados sueltos que repartía el estado.


Era casi imposible para Bush darle la vuelta a la situación. 998 delegados era la cifra mágica para amarrar la nominación republicana en 1980, y antes de la primaria de Pennsylvania, Reagan ya aventajaba a Bush por 577 a 109. Después del 22 de abril, su ventaja era aún mayor.


Reagan había construido puentes con el establishment político (lo que le faltó en 1976) y había recibido endorsements importantes. Retirado de la carrera presidencial unas semanas antes, el Senador por Tennessee Howard Baker, el moderado líder de los republicanos en el Senado, llegó a un trato con la campaña de Reagan: le daría su endorsement a cambio de la participación de Reagan en cenas recaudatorias que ayudarían a pagar las deudas que Baker había contraído para financiar su fallida campaña presidencial.


A pesar de estar con un fuerte resfriado, Baker voló a Philadelphia dos días antes de la primaria de Pennsylvania para cumplir con su parte. Aunque elogió a Bush, dijo que los votantes habían dejado claro que Reagan sería el nominado. "Ron, estoy de tu parte," dijo mirando a Reagan a los ojos.




El apoyo de Baker ayudó a terminar de convencer a una parte de los antiguos partidarios de Gerald Ford dentro del partido que todavía se le resistían a Reagan. Aunque el apoyo clave para Reagan en Pennsylvania fue el de Drew Lewis.


Para entenderlo, hay que retroceder cuatro años. La pelea por la nominación republicana de 1976 fue tan reñida que Reagan anunció que su compañero de fórmula iba a ser el Senador por Pennsylvania Richard Schweiker, esperando que los delegados de Pennsylvania abadonasen a Ford. Pero Ford tenía a su propio hombre en la delegación de Pennsylvania, Drew Lewis, quien impidió la deserción de los delegados, a pesar de que muchos de ellos eran amigos personales de Schweiker. Cuatro años más tarde, Lewis orquestó la misma estrategia, pero esta vez a favor de Reagan. Suya fue la culpa de
que el ex gobernador de California ganase una mayoría de los delegados de Pennsylvania a pesar de perder el voto popular por 100,000 votos. El premio para Lewis fue el puesto de secretario de Transportes de EEUU en la administración Reagan.


36 años después casi nadie se acuerda de ese detalle y lo que perdura en la memoria es que fue en aquella primaria de Pennsylvania, durante un discurso en la Universidad Carnegie Melon de Pittsburgh más en concreto, donde Bush atacó las recetas económicas de Reagan como "economía vudú" y "locura económica." Bush dijo que la bajada de impuestos propuesta por Reagan iba a subir la inflación y que "nuestros acreedores extranjeros" estaban muy preocupados con el plan del ex actor de cine.




La utilización del eslogan "economía vudú" contra su futuro jefe, que perseguiría a Bush durante el resto de su carrera política, fue idea de su asesor de prensa y redactor de discursos
Peter Teely. Teely había escrito un editorial donde acusaba al gobierno del Presidente Jimmy Carter de seguir una política económica que parecía estar recetada por santeros. Pensando en cómo podía utilizarse la misma metáfora contra el programa económico de Reagan, Teely se preguntó a sí mismo qué hacen los santeros. "Y entonces se me ocurrió: hacen vudú. Y lo puse en el discurso de Bush," recordaba Teely.


Más tarde, cuando el episodio llegó a ser un problema en las relaciones de Bush con la derecha, el candidato le dijo a Teely, "¿Sabes? Esa es la única maldita cosa memorable que has escrito nunca para mí."


En 1980, Pennsylvania también dio juego en el
lado demócrata. El Presidente Jimmy Carter gastó más dinero (750,000 dólares frente a 450,000 dólares) que su contrincante, el Senador Ted Kennedy, contrató más personal (35 empleados frente a 12) y envió 1.5 millones de folletos a los hogares de los potenciales votantes de la primaria demócrata. Sin embargo, Kennedy logró una ajustada victoria de menos de medio punto (45.7 por ciento frente a 45.4 por ciento). La victoria del aspirante se debió a que fue "más eficaz que en ningún estado previo haciendo campaña," dijo la prensa de la época (Ver el autobús de la prensa siguiendo al candidato). Aunque Carter ganó por una diferencia de 3 a 1 entre los votantes que dieron prioridad al "carácter" y la "confianza" que les generaban los candidatos, Kennedy derrotó al Presidente por una diferencia de 6 a 1 entre los votantes que buscaban "liderazgo."

No hay comentarios:

Publicar un comentario