viernes, 12 de febrero de 2016

Un debate suave en Milwaukee

Much of Thursday's debate between Bernie Sanders and Hillary Clinton dealt with race.
Bernie Sanders y Hillary Clinton durante el debate. (Foto: Morry Gash/AP)


El
sexto debate demócrata fue una continuación de los dos últimos.


Por un lado,
Hillary Clinton cuestionó la capacidad de Bernie Sanders para lograr sacar adelante una agenda progresista; por ejemplo, la ampliación de la asistencia sanitaria.


"Una vez que yo esté en la Casa Blanca, tendremos suficiente capital político para hacer eso," dijo Clinton.


"Secretaria Clinton, usted no está en la Casa Blanca todavía," le respondió Sanders, defendiendo que toda su carrera política ha estado dedicada a hacer que la asistencia sanitaria sea un derecho para todas las personas.


Por otro lado, Sanders cuestionó las
donaciones de Wall Street a la campaña y el súper PAC de Clinton.


"No insultemos la inteligencia del pueblo americnao,"
dijo Sanders. "La gente no es tonta. ¿Por qué diablos Wall Street hace grandes contribuciones de campaña? Supongo que quieren malgastar el dinero solo por divertirse."


Pero los momentos de mayor intensidad se produjeron cuando los dos candidatos pelearon por hacer suyo
el legado de Obama, quien mantiene su popularidad entre los demócratas y, en especial, entre los demócratas afroamericanos que tendrán un gran peso en las primarias de Carolina del Sur y otros estados del Sur que votarán a comienzos de marzo.


Clinton mencionó el nombre del actual Presidente más de una veintena de veces.


"El tipo de crítica que hemos escuchado por parte del Senador Sanders sobre nuestro Presidente es algo que espero de los republicanos," dijo Clinton.


El "golpe bajo" enfadó a Sanders, que respondió: "Solo uno de nosotros compitió contra Barack Obama. Yo no fui ese candidato."


"He trabajado con el Presidente Obama en los últimos siete años," dijo Sanders. "Hemos hecho un progreso enorme. ¿Pero sabe qué? Pensaba que vivía en una sociedad democrática. Pensaba que un senador de los Estados Unidos tenía el derecho a discrepar con el Presidente, incluido un Presidente que ha hecho un trabajo extraordinario."


"Lo que me preocupa no es el desacuerdo en los asuntos," puntualizó Clinton. Lo que le preocupa es que Sanders se ha declarado decepcionado con Obama en más de una ocasión y en 2011 estuvo animando a los demócratas a desafiar al Presidente en las primarias.


Con la competición acercándose a territorio afroamericano, los candidatos también hablaron largo y tendido del sistema penal y el racismo, mostrándose de acuerdo en casi todo y mencionando a líderes afroamericanos clave como el Congresista James Clyburn, de Carolina del Sur.


Sanders habló de "un sistema penal inservible" y pivotó hacia la influencia de las desigualdades económicas en las dificultades que atraviesan las minorías raciales. Clinton recordó que su primer discurso de esta campaña estuvo centrado precisamente en la necesidad de reformar la justicia.


Menos acuerdo hubo en política exterior. Sanders volvió a cuestionar el apoyo de Clinton a la guerra de Iraq hace más de una década, y añadió que el derrocamiento de Muamar el Gadafi en Libia generó un vacío que ha sido ocupado por el ISIS. El senador por Vermont prometió que, si es Presidente, "miraría con cuidado las consecuencias no intencionadas" de las acciones militares de EEUU.


"Yo no creo que un voto de 2002 sea un plan para derrotar al ISIS," dijo Clinton.


La ex secretaria de Estado señaló que su adversario no cuenta con ningún asesor de peso en política exterior, algo que normalmente sirve para identificar cuándo un candidato presidencial es serio y cuándo no lo es. Sanders respondió criticando los elogios de Clinton a uno de sus antecesores, Henry Kissinger, no muy popular entre los votantes demócratas.


"Estoy orgulloso de decir que Henry Kissinger no es mi amigo," dijo Sanders. "Contadme como alguien que no va a escuchar a Henry Kissinger."


Vídeo: debate completo


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