martes, 2 de febrero de 2016

Claves de la buena noche de Cruz, Rubio y Sanders



"Enfrentado al espectáculo de Donald Trump, Ted Cruz apostó por una estrategia de la vieja escuela en Iowa: visitar el estado desde temprano. Invertir tiempo en hacer campaña al por menor. Organizar a los pastores. Atender a los partidarios de la educación en casa. Ganar los dos grandes reconocimientos [los de Bob Vander Plaats y Steve King]. Salir de Des Moines," escribe Theodore Schleifer desde Iowa en CNN.


"Ha sido una victoria que empezó a fraguarse hace dos años y medio, cuando Cruz aterrizó en el hotel Marriott de Des Moines - solo seis meses después de haber sido jurado en el Senado. Cruz era conocido entonces por su pureza ideológica - no por su fervor evangélico - pero en los siguientes años incorporaría su imagen de cristiano, citando las Sagradas Escrituras en graneros y tiendas de ultramarinos mientras se volvía un candidato más y más hecho a la medida de los republicanos de Iowa.


"En aquel primer viaje aquí en julio de 2013, se encontró con una red de influyentes pastores iowanos, el mismo grupo al que volvió el pasado lunes, una semana antes de que los clérigos como ellos le ayudaran a decidir su destino. Y construyó su propia red de pastores evangélicos, reclutando un líder en cada condado e integrándolos en su equipo de liderazgo estatal que empequeñeció las campañas de otros candidatos en tamaño."


"Pero la victoria de Cruz aquí no puede explicarse solo por su reclamo simultáneo a los cristianos y los 'tea partiers.' Más bien, su triunfo es el resultado de identificar a esos votantes, perseguirlos incansablemente, quitarse de encima a las campañas rivales en la pelea por su apoyo, y sobrevivir a una feroz recta final en la que la convergencia de fuerzas rivales intentó robarle lo que su equipo sentía que era merecidamente suyo," escriben Tim Alberta y Eliana Johnson en National Review en un análisis que merece ser leído.


Claves de la victoria de Cruz: el senador texano recibió anoche el apoyo de 4 de cada 10 votantes que se declaran "muy conservadores" y que fueron aproximadamente el 40 por ciento del electorado del caucus republicano. A Cruz también le apoyó 1 de cada 3 votantes evangélicos o cristianos renacidos, que fueron el 60 por ciento del electorado, mucho más de lo que auguraban las encuestas.


Otra clave: la última encuesta del Des Moines Register daba a
Donald Trump, quien tendrá que replantearse lo de intentar ganar con una inversión mínima, una ventaja de 16 puntos entre los nuevos votantes, pero, a la hora de la verdad, Cruz recortó esa distancia a solo 8 puntos, como también hizo Marco Rubio.


El senador por Florida, el otro ganador moral de la noche en el lado republicano, basó su resultado mejor de lo esperado en la imitación d
el plan de juego aplicado por Mitt Romney hace cuatro años, haciendo campaña "en los centros urbanos del estado que rodean la Interestatal-80, que separa el este y el oeste del estado, y en los confines oriental y occidental del estado," contaba Sean Gallitz en CBS News antes del recuento de los votos.


Fijándose en el caso de Romney, que obtuvo un 24 por ciento (unos 30,000 votos) en 2012, Team Marco vio "una vía de progreso similar, concentrando su tiempo en esos condados populosos y urbanos donde su campaña sentía que su mensaje conservador con miras al futuro resonaba."


"Nunca fue nuestra prioridad recorrer los 99 condados. No creíamos que eso tuviera mucho sentido,"
declaraba Clint Reed, director de la operación de Rubio en Iowa. "Lo que Mitt Romney hizo en en términos de enfocar su plan de viaje es un buen paralelismo."


"Desde el primer día, hemos buscado poner a Marco delante de cuanta más gente que creyéramos que era receptiva a su mensaje,"
explicaba Reed.


En el caucus de hace cuatro años, Romney ganó en los 4 condados con mayor población de Iowa, que son
Polk (Des Moines), Scott (Davenport), Linn (Cedar Rapids) y Johnson (Iowa City). Anoche Rubio ganó en tres de esos cuatro condados: en Polk por dos puntos, en Scott por un punto y en Johnson por 11 puntos. En Linn quedó segundo a cinco puntos de Cruz. De los más de 43,000 votos recibidos por Rubio en el caucus, unos 17,000 (el 39 por ciento) salieron de esos cuatro condados.


En el lado demócrata, los portavoces de
Hillary Clinton argumentan esta mañana que la candidata evitó el descalabro de hace ocho años y que su mejor organización en los estados de marzo apagará cualquier incendio que Bernie Sanders pueda desatar si es capaz de ganar en New Hampshire la semana que viene. Pero eso no oculta que a comienzos del verano, Clinton tenía una ventaja de unos 40 puntos en Iowa. A eso sumó una organización robusta y una importante inversión económica. Y con todo, solo ha superado en menos de medio punto al que sería el abanderado demócrata más escorado a la izquierda desde Walter Mondale en 1984.


Sanders ganó como se esperaba en los condados con una alta presencia de
población universitaria (condado de Johnson por 19 puntos, el condado de Story por otros 19 puntos y el condado de Black Hawk por 7 puntos), pero también lo hizo mejor de lo esperado en condados del este de Iowa (Scott, Linn, Clinton) donde el electorado demócrata más activo suele estar controlado por los grandes sindicatos vinculados al aparato del partido y, por consiguiente, a Hillary.


El senador por Vermont lo hizo mejor que Barack Obama en 2008 en algunos
pequeños condados rurales del norte del estado, donde Obama había quedado en tercera posición por detrás de Clinton y Edwards hace ocho años.Y aunque no tantos como Obama entonces, Sanders también fue capaz de capturar miles de votos urbanos en Des Moines y Cedar Rapids.


Los
jóvenes apoyaron a Sanders por una diferencia abrumadora, y tuvo el apoyo del 58 por ciento de los votantes que se identifican como "muy liberales" y del 83 por ciento de los que valoran la honestidad por encima de todo. También se hizo con el 61 por ciento del voto de los que mencionan la desigualdad económica como el principal problema de EEUU.


Aparte de la fidelidad a prueba de bombas de los demócratas regulares de más de 65 años, Clinton 
tuvo el apoyo del 88 por ciento de los que valoran la experiencia por encima de las cualidades personales del candidato, que son minoría, y del 68 por ciento de los que desean que el próximo Presidente siga en la misma línea que Obama. Los partidarios de Sanders, en cambio, quieren un Presidente que aplique políticas más liberales (de izquierda) que las de Obama.


Que Sanders gane la nominación sigue siendo como creer en un monstruo imaginario con cabeza de león y cola de dragón, una quimera. Más que nada porque muchos de los estados que votan entre mediados de febrero y mediados de marzo no mezclan bien con su perfil mientras no demuestre que puede ganar votos negros. Pero sí es verosímil pensar que pueda resistir dignamente hasta forzar a la campaña de Clinton a plantearse la posibilidad de escogerlo como candidato a Vicepresidente por miedo a que sus muchos partidarios (esos que ayer gritaron "mentirosa" a Hillary cuando declaró ser progresista) se queden en casa en noviembre por no tener la motivación para votar a la candidata oficialista del partido.

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