En su peculiar viaje de incógnito entre Nueva York y Iowa - para mezclarse con el pueblo pero sin prensa -, Hillary Clinton (D) ha sido captada por una cámara de seguridad de un restaurante de Ohio - porque lo que son las cámaras de televisión todavía no la han visto desde que anunció su candidatura.
Maggie Haberman (The New York Times) nos lo cuenta. No tiene desperdicio.
La furgoneta de Clinton - con dos asesores y agentes del Servicio Secreto a bordo - estacionó en el restaurante 'Chipotle' para comer en Maumee, Ohio, un suburbio de Toledo.
Nadie la reconoció.
Tal vez fueron las oscuras gafas de sol. O tal vez tenía un no sé qué.
Pero nadie se dio cuenta de la celebridad que tenían frente al mostrador. Los clientes no le prestaron mayor atención que a un conductor que se aleja de un peaje.
Tampoco el personal del restaurante notó que era Clinton, hasta que esta periodista, avisada de que había cenado allí, les telefoneó.
El director de 'Chipotle', Charles Wright, insistió al principio en que el soplo debía ser falso.
Pero se ofreció a revisar las grabaciones de su cámara de seguridad y rápidamente retrocedió. Allí estaba Clinton, con una blusa rosa brillante, pidiendo un cuenco de burritos de pollo y llevándose su propia bandeja.
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