Bernie Sanders, Hillary Clinton y Martin O'Malley durante el debate en New Hampshire. |
La polémica por el acceso no autorizado de personal de Bernie Sanders a la base de datos de Hillary Clinton envolvió el debate en un ambiente de mayor tensión que los anteriores desde el principio, aunque el conflicto no pasó a mayores.
Preguntado sobre si pensaba disculparse ante Clinton por la actuación de sus empleados, Sanders dijo, "Sí, pido perdón." No es la mejor manera de tener que abrir un debate para un candidato que busca hacer progresos frente a la súper favorita.
Clinton manifestó la consternación de su campaña por los hechos, pero aceptó la disculpa de su rival y pidió avanzar el debate hacia las propuestas políticas que importan a los votantes.
Clinton y Sanders chocaron en política exterior e impuestos.
El senador por Vermont sacó varias veces a la palestra el voto de la ex senadora por Nueva York a favor de la guerra de Iraq en 2002. "Estuvimos en desacuerdo sobre la guerra de Iraq," dijo Sanders. "Me preocupa demasiado que la Secretaria Clinton sea demasiado partidaria del cambio de régimen y un poco demasiado agresiva sin conocer cuáles podrían ser las consecuencias no intencionadas."
Sanders argumentó que EEUU debe concentrarse en combatir al ISIS en Oriente Medio y en todo el mundo, mientras que Clinton defendió que la estrategia debe incluir el desplazamiento de Bashar al Assad del poder en Siria.
"Con el debido respeto, senador, usted votó a favor del cambio de régimen en Libia," dijo Clinton. Si EEUU no se hubiera unido a sus socios europeos y árabes para intervenir en Libia, ahora estaría ocurriendo lo mismo que en Siria, con miles de muertos y refugiados, defendió Clinton.
En el terreno de los impuestos, tradicionalmente el asunto que más interesa a los votantes de New Hampshire, Clinton reiteró su promesa de no subir los impuestos a las familias que ganan menos de 250,000 dólares y de costear la baja familiar pagada subiendo los impuestos a los más ricos, y señaló que Sanders tiene que explicar cómo piensa financiar la sanidad y la educación universitaria gratuita para todos. Para la ex secretaria de Estado, las propuestas de su rival no son realistas.
"Vas a tener que sacar más de impuestos a la clase media," le dijo Clinton. "Yo no creo que debamos imponer nuevos grandes programas que vayan a subir los impuestos a las familias de clase media."
"La Secretaria Clinton está equivocada," le respondió Sanders, vinculando sus críticas con las que repiten los republicanos para poner en cuestión programas como el Medicare. El senador se comparó con los Presidentes Franklin Delano Roosevelt y Lyndon Johnson, que ampliaron los programas sociales.
Sanders supo llevar cada tema al terreno de las desigualdades sociales y la injerencia política de los multimillonarios, que es donde más a gusto se siente, pero Clinton volvió a conseguir en líneas generales posicionarse como una candidata más equilibrada y de mayor alcance, interesada en llegar a los independientes e incluso a los republicanos más moderados que temen una victoria de Donald Trump.
Martin O'Malley se mostró con ganas de pelea, provocando aplausos y abucheos por igual, aunque los moderadores le concedieron menos tiempo que a sus rivales.
El ex gobernador de Maryland vinculó a Sanders con el socialismo y a Clinton con el capitalismo clientelar y el amiguismo, y criticó sus líos de espionaje electoral. "Tal vez eso sea lo normal en el politiqueo de Washington, pero esa no es la política de grandes propósitos que la gente espera de nuestro partido," dijo.
El político marylandés de 52 años intentó ofrecerse como una mejor y más joven alternativa para los votantes demócratas.
"¿Puedo ofrecer la perspectiva de una generación diferente sobre esto? Os sugeriría que necesitamos dejar atrás la Guerra Fría," les dijo cuando discutían de política exterior.
El tercer candidato cuestionó el historial de sus dos rivales en materia de violencia por armas de fuego: a Sanders por haber apoyado en los años 90 legislación patrocinada por la Asociación Nacional del Rifle, y a Clinton por cambiar su postura cada vez que se presenta a unas nuevas elecciones.
"Lo que necesitamos en este asunto no son más encuestas. Necesitamos más principios," dijo O'Malley, condenando "los cambios de postura, el enfoque de Washington que mis dos colegas aquí presentes han representado en los últimos 40 años" y que ha impedido hacer nada para controlar la proliferación de armas de fuego en la sociedad.
Clinton acusó a O'Malley de mentir. "Aplaudo su historial en Maryland. Simplemente desearía que no me tergiversara," dijo la ex secretaria de Estado.
"Calmémonos un poco, Martin," dijo Sanders al ex gobernador.
O'Malley hizo además algo que no le servirá de mucho a él, pero sí puede servir para que otros sigan cuestionando a Clinton. Señaló que el embajador estadounidense asesinado en Benghazi no disponía del apoyo y las herramientas necesarias por parte del Departamento de Estado para ayudar a Libia a hacer la transición hacia una democracia.
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