lunes, 13 de julio de 2015

Hillary Clinton habla de "una economía de crecimiento y justicia"



Hillary Clinton (D) ha pronunciado esta mañana lo que su campaña ha definido como su primer gran discurso sobre políticas concretas en The New School, una universidad de Manhattan donde estudiaron Woody Allen, Shimon Peres y Eleanor Roosevelt, entre otros.

Vestida con una blusa blanca y una chaqueta negra (¿la veremos sin chaqueta alguna vez en todo el verano?), la gran favorita para la nominación presidencial demócrata ha dicho que quiere una economía que tenga como prioridad incrementar los ingresos del estadounidense medio y reducir las desigualdades. Ella la llama "una economía de crecimiento y justicia" y sostiene que "no puedes tener una cosa sin la otra."

Propone una subida del salario mínimo, con un énfasis especial en la paga de las mujeres - facilitando que puedan compaginar el trabajo con la familia -; permisos de trabajo retribuidos; y protección de las negociaciones de convenios colectivos de trabajo.

También ha prometido cambiar el código fiscal para animar a las corporaciones a repartirse sus ganancias con sus empleados.

"Los americanos que trabajan duro se merecen beneficiarse de las ganancias récord de las compañías que ellos han ayudado a producir," ha dicho la candidata. "Así que propondré formas para animar a las compañías a compartir ganancias con sus empleados. Eso será bueno para los trabajadores y bueno para los negocios. Los estudios demuestran que la participación en las ganancias que da a todos una participación en el éxito de una compañía puede impulsar la productividad y poner dinero directamente en los bolsillos de los empleados. Todos ganan."

Ha tenido palabras críticas para tres candidatos republicanos - probablemente los que más le preocupan.

En respuesta a una reciente intervención de Jeb Bush en la que el ex gobernador de Florida decía que los trabajadores tenían que poder trabajar más horas, Hillary ha dicho que los trabajadores "no necesitan lecciones, sino una subida."

Ha definido el plan de reforma fiscal de Marco Rubio como "un regalo a los súper ricos que rompe el presupuesto."

Y de Scott Walker ha dicho que es uno de esos gobernadores republicanos que "se han hecho un nombre pisoteando los derechos de los trabajadores."

En líneas generales, la ex secretaria de Estado ha vuelto a dejar claro que, a pesar de la sorprendente emersión de Bernie Sanders, ella está pensando más en las elecciones generales que en las primarias demócratas.

"Tenemos que ir más allá de la Ley Dodd-Frank," ha dicho al referirse a las regulaciones del sector financiero.  "Demasiadas de nuestras grandes instituciones financieras son todavía demasiado complejas y demasiado peligrosas."

Las firmas financieras que son "demasiado grandes para fracasar son todavía un problema demasiado grande."

¿Pero qué hará? ¿Fragmentará los grandes bancos? Ahí no se mete. Aunque ha ido algo más lejos que Barack Obama y Eric Holder al prometer que procesará a individuos que tengan malas prácticas financieras.

En política comercial tampoco se ha mojado demasiado. Ha dicho que quiere "establecer expectativas altas" en los acuerdos comerciales para estar preparados para "darse la vuelta" si no se cumplen. Ahí queda eso.

En definitiva, un lenguaje progresista que si comparamos en contenido con sus rivales demócratas puede dar la impresión de que la prioridad de Hillary no es otra que mantener intacta su capacidad de maniobra de cara a las elecciones generales o a un hipotético gobierno para hacer una cosa o la contraria si es necesario.

No solo Bernie Sanders es más claro que Hillary cuando habla de Wall Street; también Martin O'Malley, quien la semana pasada prometió establecer un impuesto a las transacciones financieras que reduzca comportamientos arriesgados en Wall Street, mayores requisitos de capital para los grandes bancos, requerir a los bancos y a sus ejecutivos que quebranten la ley que admitan su culpabilidad, y, sobre todo, reinstaurar la Ley Glass-Steagall, que obligaba a las firmas de Wall Street a separar sus prácticas bancarias comerciales de las de inversiones y que fue revocada precisamente durante el gobierno del marido de Hillary.

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