Mientras su rival recorre el país, el Gobernador de Ohio William McKinley hace campaña en el porche de su casa (la famosa campaña de porche) de Canton. (Foto: ohsweb.ohiohistory.org) |
Si te presentas a Presidente y eres de Ohio la historia (aunque sea una historia antigua) dice que tienes muchas posibilidades de ganar. El estado del ojo de buey (así llaman a Ohio) que tiene como lema "Con Dios, todo es posible," ha dado ocho Presidentes: William Henry Harrison, Ulysses Grant, Rutherford Hayes, James Garfield, Benjamin Harrison, William McKinley, William Howard Taft y Warren Harding.
Solo Virginia se le acerca con siete Presidentes, aunque los virginianos más tercos os dirán que en realidad ellos dieron ocho y Ohio siete porque William Henry Harrison nació en Virginia. Pero nosotros consideraremos ohionés al primer Harrison porque hizo su carrera política en Ohio. Aunque entonces tendríamos que tachar al segundo Harrison, nieto del primero, porque nació en Ohio pero fue senador por Indiana. Total, no hay consenso, pero nos quedamos con ocho.
Las posibilidades de John Kasich aumentan según la historia por ser republicano - de los ocho Presidentes procedentes de Ohio, siete fueron republicanos y uno whig - y por ser gobernador - de los 44 Presidentes de EEUU, 17 (casi el 40%) fueron gobernadores, y dos de ellos gobernadores de Ohio (Hayes y McKinley). No obstante, el cargo que han compartido cuatro de los Presidentes de Ohio (el primer Harrison, Hayes, Garfield y McKinley) es el de congresista, que también ocupó Kasich durante 18 años.
El actual gobernador de Ohio subiría en las apuestas si fuese de Cincinnati como los dos Harrison, Grant, Hayes y Taft; pero Kasich es de Columbus como Harding - Garfield era de Cleveland y McKinley de Canton.
El último gobernador de Ohio que ganó la Presidencia, William McKinley en 1896 (Karl Rove está escribiendo un libro sobre su campaña, que es una de las preferidas de los consultores políticos por el uso del dinero y el márketing), llegó a la convención republicana como el claro favorito del partido y obtuvo la nominación de los delegados en la primera votación.
Kasich arranca su campaña en unas condiciones muy diferentes a las de McKinley pero similares o mejores que las de otros tres ohioneses que alcanzaron la Presidencia: Rutherford Hayes en 1876 fue nominado en la 7ª votación; James Garfield en 1880 ni siquiera busco la nominación de forma activa y la consiguió en la 36ª votación; y Warren Harding en 1920 obtuvo la nominación en la 10ª votación.
Hayes, Garfield y Harding ganaron la nominación republicana porque los favoritos de turno pusieron menos objeciones a su nominación que las que se pusieron entre sí. Kasich tendrá que esperar a que pase lo mismo pero preferiblemente antes de la convención y que sean los votantes los que busquen una figura de consenso en las primarias ante la división de la campaña entre dos o tres rivales irreconciliables.
Hasta aquí, las ventajas que ha representado en la historia ser de Ohio.
¿Pero ser ohionés hoy es tan ventajoso como lo fue en el pasado para llegar a Presidente?
Desde 1920, ningún candidato de Ohio ha ganado la nominación de ninguno de los grandes partidos, y ha habido unos cuantos que lo han intentado. El que más cerca estuvo de ganarla fue Robert Taft en 1952, pero más que por ser de Ohio, su poderío le venía de ser el líder nacional del ala conservadora del Partido Republicano, por no mencionar que era hijo de un ex Presidente.
De James Traficant (1988), Dennis Kucinich (2004 y 2008) y John Ashbrook (1972) puede decirse que nunca habían ganado unas elecciones a nivel estatal y, por lo tanto, no eran candidatos creíbles para Presidente.
Pero Frank Lausche era el gobernador de Ohio, famoso por haber montado una coalición de "demócratas cosmopolitas" para ganar una elección tras otra en el estado, y su intento de buscar la nominación demócrata de 1956 no llegó a ninguna parte a pesar de ser ampliamente promocionado por el Time y el Newsweek.
El también gobernador Jim Rhodes no pasó de ser un hijo favorito en las convenciones republicanas de 1964 y 1968, controlando únicamente su delegación.
El Senador John Glenn, el último candidato presidencial de Ohio que podemos incluir en la categoría de 'candidato grande,' era el primer hombre que orbitó sobre la tierra y su cara aparecía en los libros de texto de todos los escolares de EEUU ¡y encima tenía cara presidencial! Pues en 1984 quedó quinto en Iowa y tercero en New Hampshire y en los siguientes veinte años arrastró una deuda de 3 millones de dólares de su campaña presidencial.
Resumiendo, vemos que a finales del siglo XIX y principios del XX ser de Ohio te otorgaba una preferencia frente a otros en la carrera presidencial. Sin embargo, en los últimos 80 o 90 años eso no ha sido así.
¿Una posible explicación? Que las formas de hacer campaña han ido cambiando y ahora pesa más el talento de un candidato que el peso del estado que lo respalda. ¿Otra explicación? Que hasta 1936 Ohio tenía más votos electorales que California. Perdió peso en el mapa electoral en la segunda mitad del siglo XX.
Ohio pasó bastante despercibido en general a partir de los años 40... hasta 2004. La polarización del electorado nacional en los últimos años con las consecuentes elecciones presidenciales más o menos igualadas lo ha vuelto a convertir en un estado mimado por los partidos y los candidatos. Según esto, hoy, en 2015, ser de Ohio debería volver a ser una ventaja a la hora de que el partido te seleccione para representarlo en las elecciones presidenciales; pero, a diferencia de hace cien años, ahora no decide el partido en una convención, sino las primarias antes de la convención.
Así que más vale que antes que ohionés seas un buen candidato y un buen campaigner si quieres ser Presidente. Pero si esperas sobrevivir a la Presidencia quizá sea mejor que ni te presentes, porque de los ocho Presidentes que murieron en el cargo, cuatro eran de Ohio.
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