Jeb Bush ayer en Orlando. (Foto: @comebackzack) |
Jeb Bush (R) hizo ayer tres paradas en Orlando, Florida. La primera, en el Centro Internacional de la Familia, donde practicó su bilingüismo respondiendo a las preguntas de líderes religiosos hispanos.
"Creo que los puertorriqueños deberían tener derecho a la autodeterminación," dijo el candidato. "He sido partidario de otorgarle el status de estado a Puerto Rico desde 1980." Pero antes, el archipiélago tiene que resolver sus problemas fiscales, para lo que hay que concederle una "mayor flexibilidad."
El ex gobernador del estado soleado se presentó en su estado como un candidato presidencial con un talante diferente al de algunos de sus rivales republicanos.
"No tengo cabreo en mi corazón," dijo Bush en otra de las paradas. "No deberíamos estar regañando a la gente. No deberíamos estar diciendo cosas intolerables que desconectan a la gente del mensaje conservador."
"No soy un candidato quejoso," declaró.
"Tenemos que rabajar la retórica," dijo el candidato, refiriéndose a los recientes comentarios de Donald Trump y Mike Huckabee sobre diferentes cuestiones. "El uso de ese tipo de lenguaje está mal. Este no es el modo en que vamos a ganar las elecciones."
"Soy la tortuga de la carrera," dijo Bush avisando que las primarias serán largas con sus altos y sus bajos. "Pero soy una tortuga alegre."
El ex gobernador de Florida cree que ese "mensaje esperanzador y optimista" que está intentando cimentar le hará ganar apoyo entre los hispanos.
Jeb ganó el 61% del voto hispano de Florida en 1998 y el 57% en 2002.
"En mi reelección tuve un apoyo más alto entre los hispanos que entre los blancos no hispanos," le gusta recordar. "Tengo hijos hispanos. Tengo nietos hispanos. Soy parte de la comunidad."
Sus antecedentes electorales en el indeciso condado de Orange (Orlando) son especialmente buenos: ganó el 58% del condado en 1998 y el 57% en 2002.
El condado de Orange y sus alrededores es "la región indecisa del estado indeciso," como la llamó Aubrey Jewet, politólogo de la Universidad del Centro de Florida.
En las áreas de Tampa (condados de Hillsborough, Pinellas, Pasco y Hernando) y Orlando (condados de Orange, Osceola y Seminola) se ganarán los 29 votos electorales de Florida en 2016 y puede que la Presidencia. En 2012, cuando Florida tuvo el resultado más igualado desde 2000, Obama ganó en Orange, Osceola, Hillsborough y Pinellas; y Romney ganó en Pasco, Hernando y Seminole.
Obama ganó el voto hispano de Florida por 60% a 39%. Es decir, Romney lo hizo mejor entre los hispanos de Florida que entre los hispanos a nivel nacional (27%) en gran medida porque obtuvo el 47% del voto cubano, pero entre los hispanos no-cubanos de Florida su apoyo fue del 34%, cinco puntos por debajo de la media.
Una cuarta parte de los nuevos votantes registrados en la zona central - el corredor de la Interestatal-4 que une Tampa con Orlando - en la última década son puertorriqueños. Una comunidad en la que Jeb sabe que los republicanos pueden hacer progresos porque los nacidos en Puerto Rico tienen la ciudadanía de nacimiento - aunque la Constitución no sea total y automáticamente facultativa para ellos - y no están tan enfrascados como los hispanos de otros orígenes en los conflictos migratorios.
Así que no es casualidad que Jeb opte por hacer campaña en Orlando en lugar de en su ciudad, Miami, donde los cubanos siguen dominando la comunidad hispana y los blancos caucásicos son más demócratas que los blancos caucásicos de la zona central de la península, que son más independientes y republicanos.
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