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Rick Perry ha sido el primero en dar el paso de pedir la salida de Donald Trump. "Debería retirarse inmediatamente de la carrera presidencial," ha dicho el ex gobernador de Texas en un comunicado.
"Los prisioneros de guerra americanos merecen algo mejor que que su servicio sea puesto en duda por los ofensivos despotriques de Donald Trump," ha declarado Marco Rubio en Twitter.
"Conozco al Senador John McCain. El Senador John McCain es un héroe americano, Punto. Basta," ha escrito Chris Christie.
"John McCain es mi amigo. Serví con él en el Congreso y es un insulto a todos los veteranos y prisioneros de guerra pretender discutir su condición de héroe de guerra," ha sido la respuesta de John Kasich.
Ted Cruz ha defendido a McCain pero, a diferencia de la mayoría de sus colegas, ha evitado criticar a Trump: "John McCain es un héroe de guerra. Aunque tengamos algunos desacuerdos políticos, estoy orgulloso de servir a su lado."
El Comité Nacional Republicano, el órgano de gobierno del Partido Republicano, también se ha sumado a la cascada de reacciones con un duro mensaje: "No hay sitio en nuestro partido o nuestro país para comentarios que desprecian a aquellos que han servido con honor."
Pero la mejor respuesta la ha dado Mitt Romney: "La diferencia entre el Senador John McCain y Donald Trump es que Trump se ha derribado a sí mismo. McCain y los veteranos americanos son héroes de verdad."
Está claro que a los republicanos les encantaría poder excluir a Trump de los debates, pero no pueden hacerlo debido a las normas de la Comisión Electoral Federal. "No hay mecanismos legales para que un partido o una cadena de televisión excluyan a un candidato que cumpla los requisitos," explica Daniel D'Addario en TIME. Es la democracia.
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