miércoles, 24 de junio de 2015
Hillary Clinton habla de racismo cerca de Ferguson
Tras las críticas recibidas el año pasado por su lentitud en responder a los disturbios raciales de Ferguson, Hillary Clinton (D) efectuó ayer una visita a un surburbio de St. Louis cercano a Ferguson para ahondar en el debate racial agudizado por las protestas de abril en Baltimore y la masacre de la semana pasada en Carolina del Sur.
"El odio no puede ganar," dijo la ex secretaria de Estado en una iglesia negra de Missouri. "No podemos escondernos de las duras verdades sobre la raza y la justicia. Tenemos que ponerles nombre, reconocerlas y cambiarlas."
Aplaudió la decisión del gobierno de Carolina del Sur de retirar la bandera confederada y elogió a empresas como Walmart y Amazon por sumarse también a esta última fiebre de lo políticamente correcto retirando todos sus productos que contengan la bandera.
"Aprecio las acciones iniciadas ayer por la gobernadora y otros en Carolina del Sur para quitar la bandera confederada del capitolio, reconociendo que es un símbolo del pasado racista de nuestra nación que no tiene sitio en nuestro presente o nuestro futuro," dijo Hillary. "No debería ondear allí, no debería ondear en ninguna parte."
Sobre los abusos policiales en Ferguson y Baltimore, la candidata dijo que la aplicación de las leyes debe respetar a "las comunidades a las que sirven."
La visita a Missouri forma parte de una gira nacional, que incluye Texas y Florida, con la que la candidata pretende demostrar que está dispuesta a competir en los estados republicanos. Más que nada es un gesto de cara a la galería para transmitir que, a diferencia de sus rivales demócratas, ella ya está preparada para las elecciones generales.
Jose A. DelReal resume en The Washington Post el verdadero propósito de la actividad de Hillary en los condados demócratas más allá de los primeros estados de las primarias: "La visita de Clinton llegó entre dudas sobre su habilidad para reensamblar la "coalición Obama" en las elecciones de 2016, una coalición que está cortejando agresivamente mientras busca la nominación demócrata. Pero después de seis años de mandato del Presidente Obama, partes de esa coalición de jóvenes, mujeres y votantes racialmente diversos se han desanimado por la falta de progresos políticos que ven en Washington. La campaña de Clinton está buscando moldearla como una figura transformadora similar a Obama - una "luchadora," en palabras de su campaña, y potencialmente la primera mujer Presidenta - en la esperanza de incitar el mismo tipo de energía electoral que propulsó a Obama a la Casa Blanca en 2008."
El problema es que quien está imitando los mítines multitudinarios de Obama hasta ahora es Bernie Sanders, mientras Clinton se siente más a gusto hablando en tono bajo en mesas redondas y conferencias que no suelen enganchar a los votantes menos activos.
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