Ocho candidatos republicanos participaron en el debate de la Biblioteca Presidencial Ronald Reagan hace cuatro años. (Foto: AP/Chris Carlson) |
Con cerca de una veintena de potenciales aspirantes, decidir quién entra y quién no en los debates televisivos será el primer desafío del Partido Republicano de cara a 2016, escribe Zeke J. Miller en Time.
"Es verdaderamente histórico porque normalmente intentas meter gente en los debates y ahora estás intentando eliminar gente de los debates," declara al Time un operario republicano. "Nunca has tenido más de 10 candidatos en ninguno de los dos partidos en un escenario de debate. Puedes llegar a tener al menos de 16 a 17 candidatos y plantear fácilmente un argumento legítimo para que estén ahí."
"El primer debate, en agosto en Cleveland, será el más crucial" para saber quién consigue un boleto para estar en todos los debates, señala Miller, porque quien no consiga estar en el primero quedará estigmatizado. "Fracasar a la hora de ganarse un lugar en el debate probablemente será la sentencia de muerte para una campaña, privando a un candidato de la oportunidad de brillar, y una marca visible de fracaso en un pelotón abarrotado. Los republicanos que han recorrido el país promoviendo sus nombres pero que no han dado ningún paso para presentarse de verdad, como el Congresista Peter King y el ex Embajador en la ONU John Bolton, están, según todos los testimonios, fuera" de los debates.
Hugh Hewitt, que moderará el segundo debate en la Biblioteca Presidencial Ronald Reagan en Simi Valley, California, es partidario de incluir a todos los candidatos mínimamente creíbles, aunque la decisión no depende de él.
"Esta es mi radical sugerencia," dice Hewitt. "Cuatro horas - y hablo en serio -, cuatro horas con descansos de cinco minutos a cada hora, dejando que la gente vaya al baño, dejando que los candidatos hablen con sus asesores. Conseguirían grandes audiencias. Nadie va a tener prisa, nadie va a sentir que tiene que cumplir un tiempo, al contrario que en los clásicos 90 minutos."
El Comité Nacional Republicano y las cadenas de televisión no parecen muy de acuerdo con Hewitt y entre las opciones que están considerando para reducir el conjunto de candidatos con derecho a debate "está la de usar las encuestas como prueba de aptitud, seguidas de la medida de la recaudación de fondos - dólares recaudados o el número de donantes individuales activos."
Pero no está claro que les sirva para conseguir un plantel ideal, porque, por ejemplo, si quieren a una mujer en los debates, ¿cómo incluirían a Carly Fiorina si se justificasen en las encuestas para excluir a otros?
Otro inconveniente es que algunos candidatos podrían alegar que muchas encuestas no incluyen sus nombres entre las opciones dadas a los encuestados. Por ejemplo, el sondeo de Wall Street Journal/NBC que salió ayer ni siquiera se tomó la molestia de preguntar sobre candidatos casi seguros como Bobby Jindal, Lindsey Graham o Rick Santorum - y el aparato del partido seguramente quiera dar un espacio a un republicano del estabishment como Graham y a un no blanco como Jindal.
Luego está lo que en el partido ya empieza a verse como 'el problemón Donald Trump.'
"La estrella de la telerrealidad ha formado un comité exploratorio pero todavía no ha declarado formalmente que es candidato a la Casa Blanca. Si lo hiciera, muchos 'insiders' republicanos dicen que sería difícil para el partido excluirlo - los votantes lo encuentran entretenido y tiene un gran megáfono con el que podría abochornar al GOP" si lo dejan fuera, escribe Miller.
¿Qué habría que hacer entonces con Trump? "Esto suena muy loco, pero es más seguro simplemente incluirlo" en los debates, dice el asesor de otro candidato presidencial republicano.
Podéis sugerir otras soluciones al GOP: sondeos de paja, eliminatorias previas, que en cada debate el público vote para eliminar a uno, cuotas raciales y de género - Cruz diría que son inconstitucionales - para incluir a Fiorina aunque esté en el 0.1 por ciento. ¿Alguna idea?
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