* Si quieres que los medios te confieran el estatus de candidato 'aceptable' o 'serio', tienes que interactuar con las organizaciones mundialistas y asegurarle a la élite que vas a impulsar políticas que contribuyan a la paulatina sustitución de la soberanía nacional por un sistema de gobierno global.
La élite capta a los futuros líderes a través de acciones secundarias: facultad, establishment local, regional, y nacional. La iniciativa puede surgir de arriba o de abajo. Y después se utiliza a los medios de comunicación para catapultar a los candidatos que hayan sido cotejados y autorizados.
Para entender mejor el proceso, veamos el ejemplo más obvio: un gobernador del culo del mundo asciende a lo más alto conocido - podría ser Néstor Kirchner, podrían ser otros tantos, incluso algún diputado por León o por Bizkaia, pero nos vamos a centrar en un cacahuetero de Georgia.
Todo empieza a finales de 1972, cuando el viejo Averell Harriman - 'mensajero' habitual entre Wall Street y los Presidentes, y uno de los seis testaferros (los otros eran Dean Acheson, Robert Lovett, John McCloy, George Kennan y Charles Bohlen, léase 'The Wise Men: Six Friends and the World They Made') de los banqueros mundiales en la política, la diplomacia, la academia y la industria de EEUU desde los años 30, los seis custodios de ese secreto (que los Presidentes en realidad no mandan) - le dice al director de Estudios Internacionales de la Universidad de Harvard, Milton Katz: "Tenemos que bajarnos de nuestros altos caballos y fijarnos en uno de esos gobernadores sureños." Katz informa al grupo de Rockefeller, que ya había captado a un gobernador sureño, y empieza la operación.
Zbignew Brzezinski, en el centro de la operación, lo puso en pocas palabras en su libro 'Power and Principle':
"Conocí a Carter en una de las primeras reuniones de la Comisión Trilateral que dirigía a principios de los años 70. Recuerdo que discutí su entrada en la comisión con mis dos principales colegas de la Comisión Trilateral, Gerard Smith y George Franklin. Queríamos a un gobernador demócrata con visión de futuro que congeniara con la perspectiva Trilateral. Se mencionó a Reubin Askew, de Florida, como el candidato lógico, pero entonces uno de ellos apuntó que Jimmy Carter, el recién elegido gobernador de Georgia, valiente con los derechos civiles y un demócrata inteligente y emergente, estaba interesado en desarrollar relaciones comerciales entre el estado de Georgia y el Mercado Común Europeo y Japón. Entonces dije, 'Bien, él es obviamente nuestro hombre," y George Franklin viajó hasta Atlanta para investigar sus antecedentes más a afondo y volvió entusiasmado. Jimmy Carter fue invitado a unirse (a la Trilateral) y aceptó."
Holly Sklar lo contó algo más detalladamente en su libro de 1980, 'The Trilateral Commission and Elite Planning for World Management':
"David Rockefeller y Zbigniew Brzezinski consideraron al Gobernador de Georgia Jimmy Carter, al Gobernador de Florida Reubin Askew, y al Gobernador de Carolina del Norte Terry Sanford para ser el representante del Nuevo Sur que se sentara en la Casa Blanca. Brzezinski le diría tiempo después a Peter Pringle, del London Sunday Times, que "la cosa estuvo muy igualada entre Carter y Reubin Askew, de Florida, pero nos impresionó que Carter había abierto oficinas comerciales del estado de Georgia en Bruselas y Tokio. Eso parecía encajar perfectamente en el concepto de la Trilateral."
"Jimmy Carter era un rico hacendado y empresario agrícola cuando lanzó su carrera política a principios de los años 60. En la época de su campaña para gobernador de Georgia en 1970, Carter ya era cercano a y estaba apoyado por figuras centrales del establishment de Atlanta - el grupo dominante de la clase alta que dirigía la ciudad y que tenía gran influencia en toda Georgia y en todo el Sureste de Estados Unidos. Entre estos líderes del establishment de Atlanta se incluían Charles Kirbo, de la firma legal 'King and Spauling'; J. Paul Austin, presidente de la Coca-Cola; Philip H. Alston, de la firma legal 'Alston, Miller and Gaines'; David y E. Smyth Gambrell, abogados ricos y socialmente prominentes; el abogado Robert Lipshutz, líder del ala reformista de la comunidad judía de la ciudad; Robert y Ann Cox Chambers, ejecutivos clave del grupo mediático (periódicos, radio y televisión) más importante del estado; y otros.
"Este grupo de gente proporcionó el núcleo del apoyo a Carter en su campaña para gobernador, le ayudaron a gobernar el estado, y le proporcionaron, tanto directamente como a través de sus variados contactos, el grueso del dinero que permitió a Carter entrar en la campaña presidencial. También suministraron otro elemento clave a la campaña de Carter: lo presentaron a las figuras más importantes del establishment de la Costa Este, y al mismo tiempo se aseguraron de que esos líderes vieran en Carter un hombre de fiar. Muchos miembros del grupo de apoyo a Carter en Atlanta - Gambrell, Kirbo, Austin, y otros - tienen fuertes vínculos con la familia Rockefeller o con todo el establishment de la Costa Este. La familia Gambrell, por ejemplo, es una importante accionista en Eastern Airlines, donde Laurence Rockefeller es el principal accionista individual. El mayor de los Gambrell está en la junta de directores de Eastern Airlines, y su firma legal es consejera general de Eastern Airlines... Ellos proporcionaron un primer vínculo entre Carter y los Rockefeller.
"Estas y otras conexiones similares condujeron en 1971 a un encuentro entre Carter y David Rockefeller y Hedley Donovan, entonces editor jefe de la revista Time (vean a Jimmy en la portada del Time en 1971) y ahora (en la Casa Blanca) asesor principal de Carter para asuntos domésticos y relaciones con los medios. En consecuencia, Carter no era un extraño para esos líderes cuando decidieron formar la Comisión Trilateral en la primavera de 1973. En ese momento, David Rockefeller, con George S. Franklin, un Rockefeller por matrimonio, Zbigniew Brzezinski, Henry Owen, Robert Bowie, y Gerald C. Smith - los últimos cuatro, ahora miembros de la Administración Carter - seleccionaron a los miembros de la Comisión. Para que les aconsejaran sobre los mejores sureños a los que incluir en la Comisión, consultaron a sus contactos de esa parte de EEUU. Franklin, Brzezinski, Owen, Bowie, y Smith eran todos miembros destacados de una organización de primer nivel del establishment de la Costa Este: el Council on Foreign Relations (CFR). El CFR tiene un número de organizaciones afiliadas, llamadas Committees on Foreign Relations, compuestas por líderes locales en 37 ciudades de toda la nación. Franklin llamó a uno de los líderes del CFR en Atlanta - un grupo que es el reflejo de la estructura de poder de esa ciudad - para montar un grupo asesor que recomendara posibles miembros para la Comisión Trilateral. Se hizo esto y, en abril de 1973, este cuerpo de prominentes ciudadanos de Atlanta recomendó a Carter para entrar en la comisión...
"Menos conocida que su dependencia de la Comisión en política exterior es el hecho de que Carter usase fuentes de la Comisión para su estrategia de campaña. Brzezinski insistía ya en 1973 que el candidato demócrata de 1976 "tendrá que enfatizar en el trabajo, la familia, la religión, y, cada vez más, el patriotismo, si tiene algún deseo de salir elegido." El informe que Samuel P. Huntington hizo para la Comisión sobre la democracia americana, parece haber sido incluso más importante en establecer la estrategia de campaña de Carter... Para convertirse en Presidente, argumentaba Huntington, un candidato debería cultivar "la apariencia de ciertas características generales - honestidad, energía, pragmatismo, decisión, sinceridad, y experiencia." Después de revisar la historia política de los 60 y 70, Huntington resumió la experiencia diciendo que "en política, el 'outsider', o el candidato que pueda hacerse pasar por un 'outsider', tiene la posición ventajosa para llegar al cargo. Por ejemplo, en Nueva York en 1974, cuatro de los cinco candidatos a cargos estatales apoyados por la convención demócrata estatal, fueron derrotados por los votantes en las primarias demócratas; los líderes del partido no apoyaron a Hugh Carey para gobernador porque no podía ganar, y ganó porque los líderes del partido no le apoyaron. La lección de los años 60 fue que los partidos políticos americanos son organizaciones extraordinariamente abiertas y extraordinariamente vulnerables, en el sentido de que pueden ser fácilmente penetrados, incluso capturados, por grupos altamente motivados y bien organizados que tengan una causa y un candidato."
"Sobra decir que Carter era un 'insider' que hizo campaña como un 'outsider'. Como lo expresó el propio Carter, su campaña funcionó mejor "cuando nos proyectábamos como el que lleva las de perder luchando contra el establishment... luchando una valiente batalla..."
"La conexión Trilateral/establishment de la Costa Este ayudó a Carter a ganar financiación y atención mediática. Las contribuciones de campaña procedentes de Nueva York se convirtieron en un importante suplemento a los fondos de Georgia durante la segunda mitad de 1975 y todo 1976. El grupo principal de partidarios de Carter, individuos que organizaban eventos o servían en el 'Wall Street Committee for Carter', coleccionaron una impresionante lista de personas prominentes social y financieramente. Estaban conectados entre ellos e interactuaban socialmente a través de su común pertenencia a varias instituciones del establishment de la Costa Este - clubes sociales de élite, el Council on Foreign Relations (que tenía 36 miembros y 10 directores en la Comisión Trilateral en 1976), consejos de dirección de corporaciones, etc. Estos miembros y sus posiciones en 1976, incluían a: Roger C. Altman, socio en Lehman Brothers (el presidente de la firma, Peter G. Peterson, es miembro de la Comisión Trilateral y director del CFR); John Bowles, banquero y miembro del Metropolitan Club; C. Douglas Dillon, del banco de inversiones Dillon Read, director del CFR, administrador del Comité para el Desarrollo Económico, la Brookings Institution y el Consejo de los Negocios, y miembro de la junta del Chase Manhattan Bank, del Links Club, y del Century Club; Henry Luce III, director de la revista Time, de los clubs Yale y University; Howard Samuels, magnate de las bolsas de plástico y oficial del Partido Demócrata; Theodore C. Sorensen, abogado corporativo y miembro activo del CFR; Cyrus Vance, director de destacadas corporaciones, uno de los primeros miembros de la Comisión Trilateral, y vicepresidente y director del CFR.
"Un resultado incluso más importante de los vínculos de Carter con la Trilateral fue la cobertura mediática favorable que le proporcionó. Como apuntó un periodista, esta conexión dio a Carter "una oportunidad de convencer a los líderes corporativos y mediáticos de que no era un paleto rural, sino un hombre al que tomar en serio." De hecho, el establishment mediático se tomó en serio la candidatura de Carter.
"Durante la campaña de 1976, los candidatos, sus asesores, los reporteros políticos, y los observadores académicos reconocieron que los grandes medios de comunicación fueron un factor crítico a la hora de determinar el resultado de la carrera presidencial... Los propietarios y directores de los grandes medios de comunicación son parte importante de la estructura política de EEUU, ejerciendo un gran poder, especialmente durante los períodos de primarias y pre-primarias. Los medios del establishment tienen el poder de definir los límites de los candidatos presidenciales "respetables." Como dijo Theodore White, "los barones de la prensa hereditaria pueden fabricar políticos - y en muchas ocasiones, destruirlos."
"Hamilton Jordan, jefe de campaña de Carter, reconoció claramente estos hechos. Escribió en un memorandum de noviembre de 1972 que "el establishment mediático liberal de la Costa Este," que consiste específicamente en el New York Times y el Washington Post, "tiene una influencia tremenda. Las ideas de este pequeño grupo de líderes de opinión en los periódicos a los que representan son citadas e imitadas por otros columnistas y periódicos del país y del mundo. Su reconocimiento y aceptación a tu candidatura como una fuerza viable con opciones de éxito podría convertirte en un competidor serio, merecedor de apoyo financiero."
"En otro memorandum dos años después, añadió que la prensa juega "un papel muy especial y poderoso." Su interpretación de los resultados de las primeras primarias "empezará a hacer 'ganadores' a algunos y 'perdedores' a otros." Jordan concluía que "con suerte, la buena prensa en las primeras primarias habrá resuelto nuestro problema de ser unos desconocidos y dado profundidad a la nueva imagen nacional de Jimmy Carter."
"Jordan había puesto el dedo en el problema clave de Carter: que era una figura desconocida, incluso oscura. En varias encuestas tomadas en otoño de 1975, Carter se situaba tan abajo entre los votantes demócrata que su nombre ni siquiera aparecía en la lista cuando los resultados de las encuestas salían en las revistas y los periódicos. En diciembre de 1975, por ejemplo, la encuesta de Gallup mostraba a Carter junto a 'otros' con el 7% o menos (con Ted Kennedy incluido en la lista) o el 4% o menos (sin Kennedy). Esto dejaba a Carter por detrás de Kennedy, Humphrey, Wallace, McGovern, Jackson, Muskie, y Bayh.
"En la encuesta de Gallup tomada el 23-26 de enero de 1976, Carter era todavía la primera opción de solo un 4% de los votantes demócratas. Fue en este momento cuando su índice en las encuestas despegó. Saltó al 12% a finales de febrero (después de la primaria de New Hampshire), por detrás solo de Wallace y Humphrey; y al 26% la segunda semana de marzo (después de las primarias de Florida y Massachusetts), solo un 1% por detrás del front-runner Humphrey...
"En un espacio de pocos meses, Jimmy Carter pasó de ser un desconocido a ser uno de los políticos más populares de la nación, a la par de hombres que habían sido prominentes en la vida nacional durante décadas. Este es el más impactante ascenso de la política americana del siglo XX...
"Solo la cobertura mediática favorable a la campaña de Carter - una atención que condujo a una impresión positiva de Jimmy Carter - podría explicar su ascenso a la popularidad casi isntantánea. Muchos comentaron en 1975 y 1976 ese favoritismo mediático. El propio Carter reconoció que, en general, había tenido buena prensa. A principios de mayo de 1976 dijo, "Creo que la prensa me ha tratado bien. Y no estaría donde estoy ahora si la prensa no hubiese acomodado algunos de mis errores." En enero de 1975, Rex Gramun, un comentarista político de Georgia que después se unió al personal de Carter en la Casa Blanca, ya señaló el tratamiento favorable de la prensa hacia Carter, apuntando que el New York Times, el Washington Post, y el Wall Street Journal sacaron su anuncio de candidatura en portada y que más de cien periódicos y revistas de todo el mundo habían publicado alguna historia sobre Carter (antes de enero de 1975). El tono de estas historias era generalmente positiva, tratando a Carter con seriedad, y algunos, como el columnista sindicado Gary Wills, "elogiaron a Carter."
"Pocos meses después, Atlantic Constitution informó de que Carter "ha tenido buena prensa por parte de los medios nacionales... una veintena de periódicos de toda la nación tienen cosas buenas que decir de la campaña presidencial de Carter." Columnistas nacionales como Joseph Kraft y Tom Wicker señalaron a mediados de enero de 1976 que Carter era, en palabras de Kraft, "el candidato de los medios para la nominación presidencial demócrata." Wicker añadió que Carter había recibido "buena prensa" y estaba siendo "promocionado" por los medios como la "sorpresa" de la campaña. La reportera Elizabeth Drew añadió en marzo de 1976 que "la prensa, en su conjunto, ha sido amable con Carter y ha jugado una parte importante en su crecimiento." Algunos de los competidores de Carter por la nominación también señalaron lo que Morris Udall llamó "un increíble flujo de prensa" empezando en el otoño de 1975. Eso, antes de que Carter ganase un solo caucus o primaria, muchos observadores ya comentaban el tratamiento favorable de la prensa. Ninguna de las grandes organizaciones de prensa nacional mencionó nunca la conexión de Carter con la Trilateral, a pesar de su importancia.
"Lo que esos observadores estaban notificando era el hecho de que los medios - especialmente los más conectados con el establishment de la Costa Este, como el New York Times y la revista Time, así como la CBS y la NBC - eran muy favorables a la candidatura de Carter en sus espacios informativos. La razón para un tratamiento tan favorable a la candidatura de Carter estaba en que era un centrista e internacionalista, un hombre de fiar desde el punto de vista de la clase dominante. Todas las grandes corporaciones mediáticas tienen numerosos directores y propietarios que son miembros del establishment de la Costa Este, incluida la Comisión Trilateral; destacadas corporaciones y bancos; clubs de caballeros exclusivos como Links, y organizaciones privadas de planificación política como el Council on Foreign Relations. Corrió rápido la voz de que Carter era el mejor candidato presidencial demócrata desde el punto de vista de los líderes del establishment; sus altavoces en los medios proyectaron una imagen favorable al público para ayudar a Carter a ganar las elecciones."
Así que ya sabéis, a fijarse en la interacción de los candidatos con las organizaciones mundialistas. En una primera fase tendrán varios candidatos, de ambos partidos, y al final - en función de sus intereses generales y concretos pero también de las capacidades que muestren los candidatos - decidirán quién es el más conveniente.
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