TIME: Trump ya ha ganado, ahora necesita los votos
Donald Trump (R) acapara la portada de la revista TIME de la semana que viene y, en páginas interiores, David Von Drehle analiza cómo el constructor de rascacielos y hoteles y celebridad televisiva ha conseguido arrebatar el Partido Republicano a sus antiguos jefes.
"El hombre está moviendo a la gente, y la política no tiene nada más fundamental que eso. Trump es una hoguera en un pelotón de madera mojada - un pelotón abarrotado de gobernadores, ex gobernadores y senadores que todavía están intentando soltar una chispa," escribe Von Drehle. "Su rival más cercano, el Senador por Texas Ted Cruz, tiene tracción en Iowa entre el bloque de los evangélicos y - a diferencia de Trump - es un conservador testado. Pero con poco más que la mitad de los apoyos de los que presume Trump en la media de las encuestas nacionales de 'RealClearPolitics,' Cruz tiene un largo camino que recorrer por delante para demostrar que puede mover a las masas."
No obstante, a otra escala, el palpable éxito de Cruz (y el de Bernie Sanders en el lado demócrata) es también una manifestación de la misma serie que es más evidente en Trump. Parece que hoy gustan los candidatos que se vuelcan en la gente, incluso que la ceban; no tanto candidatos que empaticen con su sufrimiento, sino candidatos que reproduzcan su estado de ánimo (que se irriten con ellos, como el personaje de Peter Finch en Network hace cuatro décadas).
"Reveladoramente, los asesores de Cruz han estado estudiando un tomo de 1967 titulado 'Suite 3505' como manual de estrategia para su campaña," como hizo Ronald Reagan en sus campañas de 1968 y 1976 como outsider, cuenta Von Drehle. "Estas memorias de F. Clifton White, publicadas hace mucho, cuentan la historia de la campaña de Barry Goldwater de 1964. Aquella fue la última rebelión populista que tuvo éxito dentro del Partido Republicano, propulsando a un conservador rocoso hasta superar a los 'insiders' del establishment - como Cruz espera hacer. Pero este triunfo mediante la lucha intestina intramuros resultó en un desastre en las elecciones generales. Goldwater sufrió una de las peores derrotas de la historia política americana. No es de extrañar que los líderes del GOP estén tan recelosos con Cruz como lo están con Trump."
"En síntesis," continúa Von Drehle, "el Partido Republicano se ha despertado a un mes del caucus de Iowa y la primaria de New Hampshire y ha descubierto que está en la cama entre un explosivo y un kamikaze. Es un amanecer aleccionador para un partido político que hace poco parecía a un retoque o dos de la gloria. Los republicanos dominan las legislaturas estatales en América y las mansiones de los gobernadores. Controlan ambas cámaras del Congreso. ¿Entonces por qué su electorado se inclina hacia el puño extendido de un hombre como Trump?"
Y la pregunta clave: "¿Pero podría Trump ser una señal de algo más grande que él mismo?"
El Donald "es una anomalía" en la tradición de las campañas electorales, señala Von Drehle, un candidato que no necesita intermediarios (entendiéndose por intermediarios todo lo que se interpone entre el candidato y el público, no solo los medios de comunicación sino incluso la experiencia) para hacer llegar su mensaje, como lo fue W. Lee "Pappy" O'Daniel cuando infligió a Lyndon Johnson la única derrota de su carrera en 1941, o Jesse Ventura cuando en 1998 sorprendió al país y al mundo ganando las elecciones a gobernador de Minnesota. Pero Trump tiene el poder de la era tecnológica detrás con sus 5.6 millones de seguidores en Twitter y 5.2 en Facebook, tres veces más que Cruz y 17 veces más que Jeb Bush, y un tercio de seguidores más que Hillary Clinton en Instagram.
"Cogiéndole el tranquillo a Trump, los republicanos podrían empezar a comprender el futuro de las elecciones presidenciales, mientras las fuerzas digitales que han cambiado drásticamente el comercio y las comunicaciones en los últimos años empiezan a agitar los cimientos de la vida cívica," dice Von Drehle.
Los líderes republicanos desprecian a Trump (y a Cruz), pero a lo mejor deberían aprender de él (al fin y al cabo, por ejemplo, los líderes demócratas aprendieron mucho más de Howard Dean, al que despreciaron, que de John Kerry, al que auparon). Puede que no gane, pero gane o pierda las elecciones, Trump ya ha ganado en muchos frentes y eso no se puede ignorar.
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