miércoles, 20 de enero de 2016

El mantra inagotable: "A los grupos de intereses especiales no les debo nada; a la gente le debo todo"

En el libro Endless Propaganda: The Advertising of Public Goods (Propaganda sin fin: la publicidad de los bienes públicos), Paul Rutherford escribe:


"En 1988, por ejemplo, en 'Lo necesitamos a él,' Jesse Jackson, un líder afroamericano-celebridad que buscaba la nominación presidencial, utilizó el testimonio de un granjero blanco que explicó cómo Jesse se había enfrentado a los banqueros para evitar la ejecución hipotecaria de la granja del hombre. El estilo fue empleado por primera vez por Jimmy Carter en 1976. 'Abogados,' uno de sus primeros anuncios de televisión durante las primarias, posicionaba a Carter, vestido de forma casual y trabajando en su campo, como un empresario y granjero, alguien que había trabajado con sus manos, no un abogado, a diferencia de sus rivales. "Es hora de tener a alguien que no sea abogado en la Casa Blanca para cambiar," declaraba. Otro de sus anuncios tenía al candidato encontrándose con gente corriente en lugares corrientes, como el lugar de trabajo o la calle, mientras Carter describía cómo había empezado virtualmente sin nada. "No tenía ninguna organización política, no tenía mucho dinero y nadie sabía quién era." Por supuesto, las siguientes imágenes mostraban a la gente aclamando al candidato, una prueba visual de que encabezaba un movimiento popular. "A los grupos de intereses especiales no les debo nada; a la gente le debo todo." Ese alarde provenía en realidad de un rico empresario que había estado planeando ganar la Presidencia desde al menos hacía cuatro años. La estrategia podía ser calificada de populista: el intento de canalizar el resentimiento contra los 'insiders,' los expertos y los privilegiados, aunque sin evocar nunca el fantasma de las clases."


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