Donald Trump, nominado presidencial republicano.
(Foto: Chris Carlson/AP)
Según Associated Press, Donald Trump cuenta con 1,238 delegados que votarán por él en la primera (y probablemente única) votación de la convención nacional republicana que se celebrará en julio en Cleveland. Es decir, ya es oficial: Trump ha superado el umbral de los 1,237 delegados que se requieren para ser nominado a la Presidencia de los Estados Unidos por el Partido Republicano.
Lo ha logrado después de que suficientes delegados sueltos (no comprometidos) le hayan dado su apoyo. Uno de ellos es la presidenta del Partido Republicano de Oklahoma, Pamela Pollard. "Creo que él ha tocado a una parte de nuestro electorado al que no le gusta la situación de nuestro país," ha declaraco Pollard a AP. "No tengo ningún problema en apoyar al señor Trump." Como ella, una treintena de nuevos delegados se ha sumado a la causa del magnate inmobiliario de Manhattan.
Steve House, presidente del Partido Republicano de Colorado, otro delegado suelto, ha dicho: "El liderazgo es el liderazgo. Si puede rodearse de talento político, creo que estará bien."
Cameron Linton, un joven delegado de Pittsburgh, Pennsylvania, es menos entusiasta. Su primera opción era John Kasich, pero apoyará a Trump en la primera votación simplemente porque se siente obligado a respetar la voluntad de una mayoría de los votantes republicanos de su estado. No obstante, "si hay una segunda votación," algo altamente improbable, "no votaré a Donald Trump," dice Linton. Por qué? Porque "es ridículo. No hay otra manera de decirlo."
El 7 de junio se reparten 303 delegados en cinco estados, por lo que, salvo sorpresa, Trump superará los 1,500 delegados al final del proceso e irá tranquilo a Cleveland.
Todo empezó hace casi un año con un espectacular descenso por una escalera mecánica y un discurso aparentemente incoherente. Hoy es el más increíble fenómeno electoral del último siglo en EEUU.
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