Donald Trump el pasado sábado en Fountain Hills, suburbio de Phoenix, Arizona.
(Foto: @davidhorsey)
La noche de primarias y cáucuses en el Far West nos dejó lo que esperábamos.
Ted Cruz superó con solvencia el 50 por ciento en Utah y se llevó sus 40 delegados. Pero Donald Trump ganó Arizona por más de 20 puntos, y en el condado de Maricopa (Phoenix) dobló en votos a Cruz (143,233 votos frente a 71,159). Es una excelente señal para el empresario de cara a la primaria de California, que podría tener la última palabra en junio sobre si Trump supera o no el umbral de los 1,237 delegados.
Escribe Dave Wasserman en FiveThirtyEight: "El veredicto dividido de esta noche -Trump gana en Arizona y Cruz lo atropella en Utah- parecería sugerir una lucha cerrada entre los dos de aquí en adelante. Pero el problema para Cruz es el mismo del que hemos estado hablando durante más de un mes: no quedan muchos estados buenos para él en el calendario. Casi todos los estados con un alto porcentaje de protestantes evangélicos han votado ya, y los dos estados con el mayor porcentaje de mormones -de largo, el peor grupo para Trump- ya habrán votado después de esta noche (Idaho y Utah).
"De hecho, de aquí a junio, los únicos estados que quedan en los que más de tres de cada 10 residentes sean o protestantes evangélicos o mormones son Indiana (32 por ciento), Montana (32 por ciento), Oregon (33 por ciento) y Virginia Occidental (41 por ciento). Juntos, estos estados suman solo 146 de los 905 delegados en juego en las competiciones que quedan. Y Virginia Occidental es probablemente un estado prototípico de Trump, no de Cruz. Para mí, estas son las estadísticas más concluyentes en lo que se refiere a la candidatura de Cruz para evitar que Trump gane los 1,237 delegados."
Harry Enten destaca que las primarias republicanas entran ahora en una nueva fase, en la que "el calendario se desacelera considerablemente. De aquí al 19 de abril, solo tenemos las primarias de Wisconsin (5 de abril) y Nueva York (19 de abril). Eso significa que pasaremos a una campaña estado a estado. No es hasta el 26 de abril cuando tenemos otra vez una noche con múltiples estados votando al mismo tiempo."
Históricamente, la desaceleración del calendario favorece al front-runner porque, sobre todo si no hay debates, mucha gente se desengancha del seguimiento de la campaña. Cruz tendría que ganar Wisconsin para cambiar la dinámica y mantener la atención.
"La primaria del 5 de abril en Wisconsin se perfila como un momento crítico para las fuerzas anti-Trump, que la ven como una potencial última oportunidad para reducir el 'momentum' de Trump antes de que la competición se vuelva hacia el Noreste, donde el multimillonario de Nueva York espera tener cierta ventaja local," escribe Patrick Svitek en The Texas Tribune. "Consciente de lo que hay en juego en Wisconsin, que ofrece 42 delegados, la campaña de Cruz ha empezado a verter recursos en el estado con la esperanza de ganar posiciones antes de que toda la atención del pelotón republicano se desplace allí."
"En un memorándum interno, la campaña de Cruz dice que está "sólidamente posicionado" para imponerse en Wisconsin, citando encuestas internas y la proximidad de Wisconsin a otros estados que Cruz ha ganado," escribe Svitek.
"Wisconsin limita con cuatro estados que ya han votado, siendo Iowa el único que Cruz se ha llevado. Complica las posibilidades de Cruz el hecho de que Wisconsin tenga un sistema de primarias abiertas, lo que significa que no se requiere que los votantes se registren como republicanos para participar en las elecciones. Al margen del estado de Cruz, Texas, Trump ha derrotado consistentemente a Cruz en ese tipo de escenarios, y la campaña del senador por Texas ha apostado por cerrar su desventaja en delgados con Trump en las primarias cerradas."
En otras palabras, si Trump cumple con las expectativas en Wisconsin, donde los sondeos más recientes le dan una ventaja de unos 10 puntos, todo seguirá marchando según los planes del empresario. Si Cruz da la sorpresa en Wisconsin, la trayectoria de Trump se torcería de verdad por primera vez. ¿Qué hará Kasich? ¿Seguirá compitiendo sin ninguna esperanza realista de victoria en ningún estado hasta Pennsylvania el 26 de abril, cuando probablemente ya nadie se acuerde de él, o se retirará antes? Su decisión podría ser clave de cara a lo que ocurra en Wisconsin.
En el lado demócrata, todo sigue igual. Bernie Sanders ganó en Utah y Idaho y probablemente seguirá sumando victorias el sábado en Washington y Alaska, y puede que Hawaii. Pero el reparto proporcional de delegados hará que esas victorias tengan un escaso impacto en la carrera por hacerse con los 2,383 delegados necesarios para ganar la nominación demócrata.
El senador por Vermont necesita derrotar a Hillary Clinton por unos 20 puntos en voto popular en las primarias restantes para acumular el número de delegados necesario, y eso parece improbable si nos fijamos en Arizona. Clinton ganó cómodamente en los cuatro condados (Maricopa y Pima por ser los más populosos, y Santa Cruz y Yuma por ser los más hispanos) en los que se esperaba alguna señal que indicara si Sanders realmente puede superar las expectativas en estados grandes y diversos.
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