Trump y Cruz, los dos candidatos republicanos con más opciones, en un mitin del
Tea Party en septiembre de 2015. (Foto:
Reuters/Jonathan Ernst)
Ben Ginsberg, antiguo abogado del Comité Nacional Republicano, estuvo ayer en C-SPAN comentando sobre la posibilidad de que haya una convención republicana abierta o disputada este verano en Cleveland.
The Hill ha recogido las impresiones de Ginsberg, quien nos describe a grandes rasgos cómo sería una convención sin un nominado claro:
"Si ningún candidato alcanza una mayoría de delegados... tienes que hacerte preguntas como, '¿Cuál Primera Dama hablará en la primera noche de la convención? ¿Qué haces con el 'keynote address?' ¿Cuándo empiezas a votar? ¿Durarán los comités de la convención más tiempo de lo que suelen hacerlo históricamente porque hay conflictos en esos comités individuales?'
"Los delegados y las campañas presionarían con furia al presidente de la convención -el Speaker Paul Ryan- desde la pista de la convención, provocando la pregunta: '¿Cómo consigo la atención del presidente en la pista para presentar una moción que creo que necesita ser escuchada con 2,400 delegados pegando gritos?'
"Y habrá muchas negociaciones entre bastidores, mientras las campañas luchan por la lealtad de un grupo de delegados sueltos que crecerá después de cada votación. Será un fenómeno nuevo y diferente y requerirá una operación de disciplina como no hemos visto en una convención.
"Algunos delegados sueltos o no comprometidos son ya conocidos, mientras que otros serán elegidos en convenciones estatales este verano. Las campañas se dirigirán a los delegados sueltos e intentarán convencerles para que voten con ellos en la primera votación. Esos delegados van a ser personas extraordinariamente populares, y preveo que tendrán muchas visitas a sus hogares. Creo que las campañas tendrán que inventar bases de datos espectaculares para rastrear, contactar y conocer qué delegados pueden ser persuadidos. La primera fase de esto ya ha empezado, cuando las campañas han juntado equipos para elegir representantes que apoyen a su candidato o guiar el apoyo de delegados sueltos."
Ginsberg descarta que la convención desemboque en la nominación de un candidato de compromiso que no haya competido en las primarias, porque dice que no quedan agentes en el partido capaces de cerrar un trato de ese tipo como se hacía antes.
Ginsberg ve más probable que la nominación se gane o se pierda en función de "qué campaña hace el mejor trabajo colocando delegados simpatizantes en la convención y convenciéndoles de que permanezcan comprometidos. Todo lo que ocurre en la pista será transparente. Si ningún candidato tiene una mayoría de delegados, habrá conversaciones más privadas con los delegados sueltos. Será transparente, en el sentido de que veremos las votaciones, pero habrá muchas negociaciones no visibles hasta que se emitan los votos."
El veterano abogado del GOP ve imprescindible que al final se firme la paz (Ver Ford, Reagan en paz). "Una señal de unidad del partido es totalmente crucial," dice Ginsberg. "Puede ser positivo para el partido tener un florecimiento democrático en público, pero siempre y cuando unifiques las cosas al final."
Si la capacidad para organizarse de una manera profesional va a ser clave, Donald Trump podría tener problemas a pesar de su ventaja, porque, hasta ahora, se niega a contemplar ese escenario y trabajar pensando en él, y se está concentrando exclusivamente en intentar ganar los 1,237 delegados antes de que terminen las primarias.
Ted Cruz, por contra, está actuando como la tortuga de la carrera, prestando más atención a los detalles y a la letra pequeña, y en caso de llegarse a una convención abierta, podría tener más avanzada la tarea con lo que Ginsberg llama "los delegados sueltos." De la entrevista de ayer de Cruz con Bret Baier (Fox News), en la que el senador demostró tener una visión completa del estado de la carrera, se deduce que su campaña ya está trabajando tomando como referencia el ejemplo más reciente, la convención republicana de 1976 (Ver el capítulo dedicado a aquella convención en el libro de Craig Shirley).
"Si no se alcanzan los 1,237 delegados, ambos, Donald y yo, llegamos a la convención con un montón de delegados y tenemos una batalla en la pista de una convención disputada como la de 1976," comentó Cruz ayer. "Yo creo que si eso ocurre, vamos a conseguir los 1,237 con los delegados que hay en la pista. Y no será una negociación de Washington enviando a algún tipo de mirlo blanco que no se ha presentado a las elecciones. Nosotros ganaremos esa batalla con el apoyo de los delegados elegidos por la gente."
Entre las posibles estrategias para intentar acumular delegados y consolidar apoyos en las primarias que quedan, en Team Cruz se contempla un ticket Cruz-Rubio, aunque Rubio de momento les ha dicho que no, informa The New York Times.
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