Donald Trump dará esta noche un mitin en Connecticut, un estado que ha votado demócrata en todas las elecciones presidenciales desde 1992 (en las últimas por 17 puntos de diferencia), que tiene un gobernador demócrata, dos senadores demócratas y una delegación 100 por cien demócrata en la Cámara de Representantes (¡y donde hasta el ex Congresista republicano Chris Shays apoya a Hillary Clinton!).
¿Qué hace El Donald en Connecticut?, se pregunta todo el mundo. Él dice que puede obligar a Hillary Clinton a tener que pelear por Connecticut. O quizás sea por comodidad, ya que está a solo una hora de Manhattan, es la explicación más lógica que encuentran los escépticos con la estrategia Trumpiana. "En apuros donde debería estar liderando las encuestas, el nominado republicano se entretiene en un estado que los republicanos no ganan," escribe Katie Glueck en POLITICO, haciéndose eco de la incredulidad de los estrategas del partido del elefante con la decisión de Trump de dedicar la noche de este sábado a Connecticut.
En cualquier caso, al autor y a los lectores de este blog nos encanta que los candidatos sean originales y nos lleven a estados nuevos, en lugar de tenernos encerrados durante tres meses en la media docena de estados de siempre. De hecho, animamos a Clinton a que nos lleve a Salt Lake City, Utah, una de las ciudades más bonitas del mundo.
Recuerdo con una sonrisa que Dennis House, bloguero conectiqués de The Hartfordite, escribía hace cuatro años: "A menudo lamento la falta de protagonismo de nuestro estado en la campaña presidencial de 2012. Admito sin complejos que estoy celoso de mis amigos y familiares de Ohio que se tropiezan con Mitt Romney y con el Presidente Obama cualquier día, y desearía que nuestro estado pudiera atraer aunque sea una pequeña fracción de esa atención."
House relataba con nostalgia la visita de Gerald Ford al estado hace cuarenta años. "Volvamos al verano de 1976, cuando el Presidente Gerald Ford vino a Hartford a hacer una parada de campaña," escribía. "Ford habló en el ahora demolido hotel Statler Hilton, casualmente en la Calle Ford, y después se metió en su comitiva para un breve recorrido por debajo del Arco dedicado a los Soldados y Marineros de la Guerra Civil, a través del parque Brushnell hasta el Centro Brushnell de Artes Escénicas, donde habló en la convención republicana del estado."
House incluso describía cómo habían cambiado, para mal, los mítines debido a la obsesión por la seguridad. Las imágenes de la visita de Ford a Hartford en julio de 1976 "muestran cuánto ha cambiado la seguridad presidencial desde entonces. Los curiosos alineados en las calles del centro de la ciudad ¡se apoyaban en la limusina presidencial y posaban para fotografías!"
Ford volvió a Connecticut en los últimos días de la campaña de las elecciones generales, peleando por todos y cada uno de los votos electorales que estaban en juego en el Noreste del país, en especial en dos estados: Connecticut y New Jersey.
Ya os conté que en una de sus visitas a Connecticut tuvo un altercado con la limusina presidencial. El Servicio Secreto y la policía local se olvidaron de cerrar al tráfico una calle que cruzaba por su ruta, concretamente el cruce de Market con Halcott en Hartford, y un despistado que llegaba de esa calle chocó con su Buick del 68 contra la limusina. Lo siguiente que vio el pobre James Salanites, de 19 años, fue a los agentes del Servicio Secreto abalanzándose sobre él armados con metralletas israelíes Uzi. Lo arrestaron pero fue liberado al poco rato. Es la única vez en la historia que otro vehículo ha colisionado contra la limusina presidencial, y ocurrió precisamente en Connecticut.
Así quedó el coche de Salanites
La limusina presidencial corrió mejor suerte
Todo aquello valió un poquito la pena porque Ford ganó Connecticut por cinco puntos, a pesar de que su rival demócrata Jimmy Carter contaba con el entusiasta apoyo de la popular y legendaria Gobernadora Ella Grasso, la primera mujer gobernadora de Connecticut y la primera mujer que logró ser gobernadora de un estado de la Unión sin haber estado casada con un ex gobernador.
Cierto, han sido muchos los candidatos presidenciales republicanos que han visitado el estado de la Constitución (así se conoce a Connecticut), pero en época de primarias...
Por ejemplo, George W. Bush, que nació en Connecticut, donde su abuelo fue senador, hizo un evento en el hotel Sheraton de Hartford el 4 de marzo de 2000.
O Bob Dole, que visitó el Capitolio de Hartford el 1 de marzo de 1996.
Ha sido menos frecuente ver a un republicano haciendo campaña en Connecticut una vez nominado oficialmente por el partido. El último nominado presidencial del GOP que visitó Connecticut en plena campaña de las elecciones generales fue Ronald Reagan el 26 de octubre de 1984. Fue en Fairfield, la misma ciudad que hoy visitará Trump. Reagan llegaba a la cita electoral muy desahogado, por eso tuvo tiempo para este pequeño estado.
Mucho antes, tenemos el ejemplo de Richard Nixon, quien recorrió las calles de New Haven en un coche descapotable el 17 de octubre de 1960.
Aunque no ha habido presidenciable o Presidente republicano más amante de Connecticut (aunque no para hacer campaña) que Calvin Coolidge, quien solía pasar largas jornadas de pesca en la casa de Simsbury de su amigo George McLean, un senador por Connecticut.
(Foto: Getty)
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