Donald Trump ha llevado su campaña a Bangor, Maine, uno de los estados donde pasamos nuestra infancia y adolescencia gracias a los relatos de Stephen King y las aventuras de Jessica Fletcher, y donde no están acostumbrados a recibir visitas de candidatos presidenciales en el último mes de campaña (el último en hacerlo fue George W. Bush el 20 de octubre de 2000).
Bangor es la ciudad más importante del segundo distrito de Maine, el distrito más rural y donde más posibilidades tiene el magnate inmobiliario de llevarse un voto electoral que no serviría para nada si no acumula 268 votos electorales en el resto del país, pero que podría ser decisivo en caso de unas elecciones igualadas como las de 2000.
Cabe recordar que Maine nunca ha dividido sus votos electorales; hasta ahora, el ganador del estado ha coincidido siempre con el ganador de sus dos distritos. Si Trump logra llevarse el voto del segundo distrito (algo posible según las encuestas de la firma progresista Maine People's Resource Center), será el primer candidato que logra romper el estado, porque Clinton ganará seguro el primer distrito, independientemente de quién se lleve el gato al agua a nivel estatal.
Trump genera división entre los políticos republicanos de más alto rango de Maine. El Gobernador Paul LePage, al que a menudo se compara con Trump por su carácter destemplado y deslenguado, es un firme partidario del hombre de negocios de Manhattan, aunque hoy no ha asistido al mitin porque tiene sus propios problemas. La Senadora Susan Collins, una republicana moderada, ha confesado que no piensa votar ni a Trump ni a Hillary Clinton. Y el Congresista Bruce Poliquin, que representa al segundo distrito, no se ha posicionado.
A Trump todo eso le da lo mismo. Otro en su lugar no visitaría el estado simplemente para que no se hiciera visible esa falta de apoyos del establishment, pero El Donald, con o sin políticos, ya había hecho campaña en Maine tres veces antes de hoy: en marzo estuvo en Portland, en junio estuvo en Bangor y en agosto volvió a Portland.
"Tenéis una gran parcela de tierra aquí," les ha dicho hoy a los maineses.
"Juntos vamos a dar un cambio real que ponga a América primero," ha pronosticado.
Ha arremetido contra la corrupción en los medios de comunicación, que es incluso mayor que en la política. "Vamos a pararla. No vamos a dar marcha atrás. No vamos a dejar que ocurra," ha dicho.
Todas las acusaciones de mujeres en su contra son "historias falsas, invenciones, todo mentiras," les ha asegurado a sus seguidores. Los medios "cogen estas mentiras y las ponen en las portadas."
"El FBI y el Departamento de Justicia crearon un fraude" para proteger a la otra candidata, Hillary Clinton, que "debería estar en la cárcel por lo que hizo." "Fue uno de los momentos más bajos del FBI y el Departamento de Justicia."
"Es un sistema amañado," ha repetido por enésima vez. "Las elecciones están totalmente amañadas." "O ganamos las elecciones o perdemos nuestro país."
Promesas Trumpianas: en política exterior y seguridad nacional, "si soy elegido Presidente, voy a mantener a los terroristas islámicos radicales fuera de nuestro país."
En economía y comercio, "el centro de nuestro renacimiento económico será arreglar nuestros terribles acuerdos comerciales... Si gano, el primer día vamos a anunciar nuestros planes para renegociar totalmente el NAFTA."
Y en inmigración, por supuesto, "el muro."
Mitin completo
En Bangor Trump ha llenado solo la mitad del pabellón. Su equipo ha sido demasiado optimista reservando el Cross Insurance Center para un mitin a las 3 de la tarde. En Nueva Inglaterra la gente se toma las cosas con más calma que en el Sur y el Medio Oeste.
Zona para registrarse para votar. ¿Será esta toda la organización que tiene Trump en Maine?
(Foto: @ChrisSnyderFox)
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