La presencia de Bernie Sanders en San Jose eclipsó la visita de los muchachos de la Real Sociedad de San Sebastián a la tercera ciudad californiana.
Protegiéndose del sol con una gorra de béisbol de color azul, en contraste con las gorras rojas de Donald Trump, Sanders evitó el conflicto con la cúpula demócrata y se concentró en criticar a los multimillonarios en general, y a Trump en particular.
"Sé que el pueblo americano rechazará los principios básicos defendidos por Trump," dijo el senador por Vermont ante unas 5,500 personas. "El pueblo americano no votará a un candidato a Presidente que insulta a los mexicanos y a los hispanos. Un candidato que insulta a nuestros hermanos y hermanas musulmanes y musulmanas. Un candidato que insulta a las mujeres, que insulta a los veteranos, que insulta a la comunidad afroamericana."
"Al final," dijo, "si nos unimos como un pueblo y no permitimos que los Trump del mundo nos dividan, no hay nada que no podamos lograr. Esta campaña va de eso."
Presumió de ser un outsider que compite contra los elementos. "Hemos tenido que enfrentarnos a todo el establishment demócrata, y en un estado tras otro, la gente se ha levantado y nos ha ayudado a derrotar al establishment," dijo.
Sanders desea (y necesita a toda costa) culminar su campaña con una victoria el 7 de junio en California, el estado más poblado de la Unión y el que más delegados aporta. "Si tenemos una alta participación, no solo podemos ganar, sino que podemos ganar a lo grande, que es lo que tenemos que hacer," pidió a los californianos. "Mi esperanza es que este gran estado, uno de los más progresistas del país, diga alto y claro que California está a bordo de una revolución política."
Más tarde, Sanders reunió a un mar de personas (entre 10,000 y 15,000) dispuestas a hacer la revolución en Vallejo, una ciudad de la bahía de San Francisco. "¡No sabía que había tanta gente en Vallejo!," exclamó el candidato.
(Foto: @ElizLanders)
(Foto: @DannyEFreeman)
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