Más de 4,000 personas se han acercado a ver a Donald Trump (R) en Harrington, un pueblo de Delaware de unos 3,500 habitantes. Hace muchos años que Delaware no tiene unas primarias tan interesantes como las de este año, y siendo un estado pequeño, es muy probable que premie a los candidatos que lo visiten.
Con una gorra roja con el lema "Hagamos América Grande Otra Vez" (es El Donald versión fin de semana) que le tapaba los ojos, desafiando todas las recomendaciones de los expertos en comunicación no verbal, Trump se ha ganado a los delawarenses contando que antes de viajar a la Pequeña Maravilla, como se conoce a Delaware, ha preguntado a sus asesores cuántos negocios tiene registrados en el estado.
"Pensaba que tal vez dirían dos o tres, ¿no?," ha fanfarroneado. Pues no. "Tenemos 378 entidades registradas en el estado de Delaware, lo que significa que os pago mucho dinero, tíos. No me siento en absoluto culpable, ¿vale?"
Ha dicho que la cifra podría estar equivocada en un par de entidades más o menos, porque sus asesores no han tenido tiempo para mirarla bien. "¿Pero sabéis lo que es eso? Es mucho," ha dicho.
El hombre de negocios neoyorquino ha repetido su mensaje económico populista dirigido a las clases populares y ha defendido a sus seguidores.
"No somos personas rabiosas. Somos personas razonables. Estamos enfadados con lo que está ocurriendo," ha dicho. "Estamos enfadados con un sistema que no nos permite lograr nada. Que hayamos sido maltratados por políticos incompetentes durante tan largo tiempo demuestra lo grande que es nuestro país."
"Vamos a pisotear a Hillary Clinton como nadie ha hecho antes," ha avanzado.
"El hombre que cumple todos tus deseos" recuerda a Prince
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