Donald Trump (R) congregó a unas 10,000 personas en su primer evento electoral en Nueva York, el estado donde nació y donde se hizo un nombre hace tres décadas regenerando Manhattan y reformando la pista de patinaje sobre hielo de Central Park.
"Es genial estar en casa," declaró Trump en Bethpage, Long Island. "Nos encanta Nueva York y todos juntos vamos a hacer América grande otra vez."
El constructor de rascacielos dejó claro cuál será su estrategia para intentar llevarse la máxima porción posible de los 95 delegados republicanos que Nueva York repartirá el 19 de abril: recordarles a los neoyorquinos el desdén con el que su principal rival republicano, Ted Cruz, habló de ellos mientras hacía campaña en Iowa hace tres meses.
"¿Recordáis cuando empezó a darme lecciones sobre los valores de Nueva York como si no fuéramos buenos?," preguntó Trump a sus partidarios. "Yo le miré y empecé a hablarle de nuestra increíble policía, nuestros increíbles bomberos."
El magnate neoyorquino recurrió al drama del 11-S para atizar a Cruz.
"Todos conocemos a las personas que murieron y tuve a este tío mirándome y hablándome sobre los valores de Nueva York con desprecio en su cara, con odio hacia Nueva York. Así que tíos, creo que podéis olvidaros de él," dijo.
Sin duda, es un mensaje muy potente en esta plaza que le puede permitir recuperar la iniciativa que había perdido en las últimas dos semanas.
Nueva York es Territorio Trump.
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